domingo, diciembre 05, 2004

A MI ABUELO ROBERTO

Ayer, 4 de Diciembre de 2004, a la tarde-noche murió mi abuelo Roberto.

Sabía que iba a pasar cuando yo estuviera fuera. Con mis abuelas pasó lo mismo, ahora estoy en Ucrania, entonces estuve en Escocia y Cuba. Parece que mi sino ha sido no estar en ningún funeral de ninguno de mis abuelos. Por eso, cuando me despedí de ti, antes de venirme para aquí, me dolió muchísimo, porque sabía que no te volvería a ver. Esa noche lloré como lloro ahora.

Si todas las veces han sido dolorosas, ésta lo es muchísimo más, y por muchas razones.

Has sido el abuelo que más he querido con diferencia.

Siempre has sido una persona excepcional, con un carácter muy fuerte que, si no te conocían, podías parecer antipático y borde de ganas, pero realmente no eras así. Has sido siempre un luchador, una persona muy recta, muy liberal (para un hombre de esa época), un cabezota redomado, que has inculcado a sus hijos (y creo que también a tus nietos) unos valores de integridad, rectitud, honestidad, veracidad, capacidad de sufrimiento, y muchos más que ahora no tengo palabras para expresarlo.

De pequeña, me acuerdo, que me imponías un montón; casi, casi, hasta me dabas miedo (por llamarlo de alguna manera), pero según iba creciendo, iba conociendo cómo eres, y queriéndote cada día más; y los “feos”, o faltas de aprecio que me hayas podido hacer a mí o a otros, los perdonaba y olvidaba porque sabiendo cómo eres, la culpa era de la coraza que te ponías, ¿verdad?

Siento muchísimo que no hayas conocido a mis hijos, sobre todo a la que ya está aquí, a Oksana, pero mamá te enseñó las fotos diciéndote que vieras a tu última biznieta, y dijiste “¿la de Ucrania?”, a pesar de lo mal que estabas, seguías, como siempre, con la cabeza en su sitio. Por ese motivo, imagino lo que has tenido que sufrir, pero nunca te hemos oído una palabra de queja, todo lo contrario. Siempre me acordaré de tí cuando te preguntaba cualquiera a ver qué tal estabas, (cuando estabas realmente mal), siempre respondías “yo, bien, ¿y tú?, ¿por qué iba a estar mal?”. Tú siempre estabas bien, ¿verdad?. (¿A quién habrá salido tu hija, que es mi madre?).

También siento profundamente no estar ahí, de verdad, para despedirme de ti y darte un beso de despedida, pero te lo mando, de corazón, desde aquí.

Lo único que me alegra saber es que, por fin, después de tantos años, va a estar, de nuevo, con su gran y único amor, mi abuela Ascensión. La quería con locura. Me maravillaba ver lo enamorado que seguía de ella a pesar de los años. Nunca he visto a un hombre hablar tan bien de su mujer, con tanta adoración y tanto amor. O quizás sí que lo haya visto, pero me chocaba un montón verlo en mi abuelo, con lo frío que aparentaba ser y la coraza que se ponía delante de la gente. Pero para él su vida era mi abuela. Así que ahora vive otra vez. ¡Ojala sea así, abuelo!, donde quiera que estéis ahora los dos, porque sé que estáis juntos.

Te quiero y te he querido un montón, tú ya lo sabes.

Un beso enorme.

Tu biznieta Oksana, tu nieto político Luis, y sobre todo yo, tu nieta Susana.

P.D. PARA MAMA

También quiero decirte a ti, mamá, que me gustaría estar contigo para poder darte un abrazo muy fuerte y un beso enorme. Me imagino lo que tienes que estar pasando, y siento muchísimo no poder estar ahí contigo, de verdad. Es por este motivo, que siento, aún más, la muerte del abuelo.

Lo siento más, porque sé que tú lo estarás pasando fatal. Después de la temporada tan mala que has pasado, había que rematar la jugada ¿verdad?, o “no hay dos, sin tres”. Parece que no podemos levantar la cabeza. Pero estoy segura que la mala racha se acaba, mamá, y estoy segura porque veo a Oksana y lo sé, y cuando la veas, tú también sabrás que empezamos una nueva etapa y todo va a ir mejor. Ya basta de sufrimiento, penas y lagrimas. Creo que has tenido bastante ya. Llevas mucho tiempo pasándolo mal y no es justo.

Estoy preocupada por ti, por favor, cuídate mucho. Mejor dicho, que TE CUIDEN MUCHO. No digas que estás bien, sin estarlo (no seas como tu padre). Tienes que tener correa para cuando llegue Oksana (y mucha más, si vamos con el otro). Ahora te toca disfrutar, ¿vale?.

Tú también sabes que te quiero muchísimo, y si por algo he luchado como nadie para ser madre, ha sido porque he tenido el mejor ejemplo del mundo en casa, y lo único que me gustaría llegar a ser en mi vida es ser tan buena madre como tú (aunque sólo fuera una décima parte de lo que eres, y has sido tú). Y me gustaría que Oksana (y los que vengan) me quieran tanto como te quiero yo a ti, y lleguemos tener una relación como la que hemos tenido nosotras.

Te echo de menos, y tengo muchas ganas de darte un beso y un abrazo. De momento te lo mando desde aquí.

Tu nieta Oksana, tu yerno Luis, y sobre todo yo, tu hija Susana.

(NO ME LLORES, que para eso ya estoy yo, “la gramola”)